Cartas desde Trelew (a 44 años de la Masacre )



Carta de Ruben Pedro Bonet a sus hijos, desde el penal de Trelew

Queridos hijos:

¡Hola Hernán! ¡Hola Mariana! ¿Cómo están? Papá les da un monton de besitos a los dos y les voy a contar todo lo que me paso despúes de que me llevaron de Devoto. A papá, en un camión que tiene unas celdas chiquitas lo llevaron un montón de policías hasta el Aeródromo y después en un avión grande me trajeron aquí. Ahora estoy en Rawson y queda muy lejos de donde están ustedes. Aquí hay otra cárcel como Devoto y estoy como allá junto a un montón de tíos y de tías y de amigos.

Bueno, ahora papi les va a contar lo que hace durante el día. Todas las mañanas nos levantamos tempranito y hacemos gimnasia y corremos un rato; después estudiamos, leemos libros así aprendemos un montón de cosas, estudiamos mucho. También trabajamos, hacemos mantitas y ponchitos que tratamos de vender así compramos cosas como cigarrillos y dulces y todo lo que necesitamos. En los ratos libres charlamos, tocamos la guitarra y cantamos y nos reímos contándonos cosas. Además jugamos al fútbol y también al voley, pero al fútbol jugamos más. Eso es lo que yo más o menos hago durante el día.

Aquí hay ponerse mucha ropita porque hace frío, pero cuando me abrigo bien no se siente nada, a mí me gusta. Para dormir hay una celda, que es chiquita. Tengo cama y unos cajoncitos donde guardo la ropa y mis papeles y algún libro. En la pared tengo pegadas las fotos de ustedes y además un dibujito igual que el que te regalé a vos Hernán, es el que está Carlitos Chaplin con el nene en brazos y además unos dibujitos que me regalaron ustedes. ¿Qué tal? ¿Les gustó lo que papi les contó?

Es cierto que al haberme traído tan lejos ya no podemos jugar y charlar tan seguido como lo hacíamos en devoto, pero papi está bien y de todas meneras contento. Tengo muchas ganas de jugar y charlar con los dos. Bueno, Hernán, vos que sos el hombre de la casa contame cómo están Mariana y mami, contame si se portan bien y además decime si vos vas todos los días al jardín y la llevas a Mariana. Como te decía, yo tengo muchas ganas de verlos y quisiera que vengan lo antes posible, me gustaría verlos aquí para el 9 de julio, pero si no pueden, para otra semana. Cuando vengan les voy a mostrar mi celdita y donde vivo yo. Ahora me voy a dormir y díganle a mami que le doy un beso y un abrazo grande.

A ustedes un chirlo en la cola, pero de chiste nada más. Bueno, lindos, un beso grandote y ahora si les digo, chau.

Papi, Rubén.

PD: Espero que me contesten rápido, díganle a mami que les ayude a escribir o si no pueden que ella escriba. Besos"


***


Fragmento de la carta de Alicia Bonet a sus Hijos, pocos meses después de la masacre:

"Hernán y Mariana: No tienen más papá.

Hoy hace un mes que los llamé para decirles esas palabras. Hacía un poco más de 24 horas que nos habíamos despedido, y aunque sin fe, partía para ver si podia "curar" a papi que se había peleado con los policías de Rawson.

Cuando estaba llegando al hospital de la base, la radio anunciaba que habia un muerto más, papá era el número 16.

Con toda tu ingenuidad y sabiduría, vos, Hernán, me preguntaste: ¿Por qué papá no se defendió si sabía usar las armas?... No tienen más papá porque los militares lo mataron. Y ustedes preguntaron otra vez: ¿Por qué lo mataron a papá que era bueno? Las preguntas se sucedieron ininterrumpidamente: ¿Los muertos no escuchan, no respiran, no hablan? ¿Por que papá no esta desmayado o lastimado? ¿Por qué no puedo verlo a papá dentro del cajoncito? Papá me dijo que cuando yo cumpliera seis años iba a venir a mi cumpleaños; que a Lanusse le iba a sacar toda la plata que tiene guardada en el bolsillo para dársela a los papás y a las mamás de todos los nenes para que compren mucha comida, para que curen a los nenes si se enferman, para que los nenes pueden estudiar e ir a la escuela; y a la policía les iba a decir que trabajaran, que vendieran en los negocios o en los quioscos las cosas, pero que no tenían que pegar ni matar a más papás y mamás.

Y yo los escuchaba, y les repetía, mis hijitos, que todo lo que papá les habia enseñado, les había contado, no se lo tenían que olvidar. Que papá les había queria que fueran buenos compañeros, buenos hermanos, que compartieran sus cosas, sus chiches y sus juegos con juegos con todos los nenes. Que papá siempre iba a estar adentro de nuestros corazones y sus palabras en nuestras cabezas.

Cuando íbamos al velatorio, me decían que papá era igual a San Martín porque había luchado como él, y que teníamos que hacerle una estatua... Claro que haremos una estatua con papá, con todos los tíos y las tías que han ido cayendo por luchar, por querer ser libres, por querer construir un mundo que no se base en el odio y la persecucíon, sino en el amor. A todos los que dejaron de lado posibilidad individual de tener su cotidiana felicidad, paz y alegría junto a sus padres y hermanos, junto a sus esposas y a sus hijos, por entender que su vida era menos importante que la del obrero, del estudiante, del campesino, del compañero perseguido, hambreado, torturado, muerto. Por esa entereza, que lejos de de ser indiferencia, era la gran calidad humana, por su claridad y firmeza, es que solo mamá conoce las lágrimas de papá.

Las lágrimas cuando naciste vos, Hernán, y vos, Mariana, cuando ustedes hablaron, caminaron por primera vez, cuando nos abrazábamos fuerte después de alguna discusión o un tripiezo, cuando dejó de vivir con nosotros después de largas idas y venidas que le costaba hacer definitivas, cuando recibió dos paquetes de comida que, de parte de ustedes, le acercó un policía a la celda después de haber sido estaqueado, golpeado y torturado (ahí papá fue duro, no solo no habló, sino que no lloró ni gritó) cuando charló con mamá la muerte de su amigo Luís (Pujals). La última vez que estuvimos juntos en tribunales, rodeados de policías, secándonos nuestras lágrimas de impotencia, mezcladas de las palabras apuradas y necesarias. Y las voces quebradas que cantaron a ustedes cuando se iban yendo del Penal de Rawson, el 22 de julio pasado, en la última visita que le hicieron. Hoy yo les escribo con lapicera de papá, que junto a las fotos y las cartitas de ustedes, el cinturón y el reloj, fue entregado en un sobre de la Armada como todas las pertenencias de papá.

¿Se dan cuenta de que sólo guiado por el amor más grande iba papá a la lucha, por el amor que guardaba escondidito en un sobrecito de cuero colgado del cuello, al ladito del corazón; ahí iban ustedes, los que le daban fuerza y valentía que se encuentra en lo más querido? ¿Se dan cuenta de qué hermosa lección y enseñanza les ha dejado papá de herencia?¡Con qué orgullo y dignidad escribirán todos los días nuestro apellido!

Pinchoncitos, no habrá más caballitos en los hombres, ni peleas como "hombres", paseos por el el zoologico, ni fuentes, ni iglesias, ni dibujitos, y casitas de escarbadientes y cartón... Sólo recuerdos, sólo verbos en pasado, sólo llamaremos papá y no habrá respuesta. Y lloraremos y gritaremos en nuestra intimidad de rabia y bronca nunca acabada, y nos faltará todo lo que nos daba papá, su mechón siempre caido en la frente, y nos quedará todo lo que significa hoy para nosotros y para todo el pueblo argentino, sus 30 años agujereados por las balas, sus inmóviles brazos cruzados sobre su vigoroso pecho, sobre su piel joven e increíblemente viva. Y ustedes sabrán hoy, mañana, que papá es un mártir, que apenas tuvo que tiempo de ser un héroe y que escribió uno de los tramos más crueles de nuestra historia, y de a poco, vos, Hernán, dejarás de decirme; "Mami, yo quería tener a mi papá", y vos Mariana, agregaras que estas muy triste porque también mataron al tío Chupete, (Eduardo Capello), tu tío preferido. Cuando pase el tiempo encontrarán a su papá y a su tío querido en cada uno de los hombres que son capaces de amarlos tanto como para dar su vida por ustedes y por cada ser que llegue a este mundo. Mundo que hoy escribe AMOR con sangre; para que mañana ustedes la escriban de todos colores, llenas de estrellas, flores, mariposas, globos, muñecos, chupetines, como la tienen que vivir todos los niños del mundo....

Mamá