Estéticas de la dispersión (presentación + descarga libre)
por Franco
Ingrassia
Este
libro reúne un conjunto de textos basados en las intervenciones que tuvieron
lugar durante tres conferencias realizadas entre el año 2009 y el 2010 en el
Centro Cultural Parque de España de la ciudad de Rosario, Argentina.
Las conferencias,
junto con el blog http://esteticasdeladispersion.blogspot.com
y esta publicación, forman parte del proyecto “Estéticas de la dispersión”
actualmente en curso. Este proyecto se propone construir un espacio de
pensamiento en torno a la siguiente pregunta: ¿Cómo orientar las prácticas estéticas en el actual contexto de
dispersión producido por la operatoria del mercado?
Las
líneas que siguen anticipan algunas de las hipótesis elaboradas en el trascurso
de esta experiencia.
01.
Mercado
y dispersión
Somos
contemporáneos de un pasaje histórico de consecuencias radicales: si las
prácticas estatales fueron capaces de organizar durante buena parte del siglo XX
la lógica regulatoria de los lazos sociales, hoy la operatoria mercantil le
disputa al Estado la hegemonía en la producción de sentido y en la configuración
de los colectivos humanos.
La
“lógica estatal” se caracterizaba por la primacía de la estructura sobre la
innovación. Por lo tanto, la construcción de alternativas pasaba por prácticas
de ruptura, de desestructuración de los órdenes establecidos.
Por su
parte, la “lógica mercantil” se define por la contingencia y la variabilidad.
Las estructuras (fijas, estables, reproductoras de un ordenamiento) son
reemplazadas por las redes (flexibles, mutantes, en permanente recomposición) y
es la dispersión el núcleo mismo de la experiencia de lo social (relaciones lábiles,
precariedad existencial, imprevisibilidad).
La
dispersión se traduce en un tipo de experiencia subjetiva caracterizada por el
desborde, la saturación y la incertidumbre. La sensación de que nuestra vida se
ramifica en infinitas diferencias -la heterogeneidad es un medio apto para la
operatoria mercantil que la entiende como segmentación del consumo- va de la
mano con el malestar que provoca la creciente dificultad para articular estas
diferencias en una composición de sentido más o menos regulable, legible u
orientable.
Es así
como resulta muy frecuente que nos sintamos náufragos, a la deriva, sin
capacidad de incidencia sobre nuestro rumbo, aferrados a recursos que
encontramos desarticulados, en flotación, pero sin los cuales no podríamos
subsistir. De este modo, nos vemos arrojados a una suerte de incesante
bricolage existencial, donde en lugar de tener que luchar contra los roles y
lugares previamente asignados para nosotros por la maquinaria estatal nuestro
problema se configura más bien como el de tener que autoproducir –de forma
constante y a través de la innovación- los modos en los que queremos vivir allí
donde todo tiende a destituir las configuraciones que osan establecerse.
La
mutación de las sociedades con
mercado (donde el intercambio mercantil era un momento más de la experiencia
social) a las sociedades de mercado
(donde el intercambio social es un momento más de la operatoria mercantil)
plantea una serie de redefiniciones tanto para la producción estética como para
la actividad crítica.
Una
ruptura, por ejemplo, tiene cierto sentido en condiciones estatales de
estabilidad estructural. ¿Qué sentido tendrá bajo condiciones mercantiles de
innovación continua?
02.
Las
prácticas estéticas como producción de regímenes de sensibilidad
Tomadas
en un sentido que excede a las actividades denominadas “artísticas”, las
prácticas estéticas podrían definirse como la producción de regímenes de
sensibilidad. Matrices o gramáticas de organización de sentido a partir de los
estímulos perceptivos. Serán entonces entendidas como “prácticas estéticas”
aquellas operaciones que organicen ciertos dispositivos prácticos ligados a un
“saber percibir” determinado; o a una modalidad específica de desorientación de
los saberes perceptivos.
Desde
esta perspectiva, la ontología de lo social constituye tanto el fondo sobre el
cual se despliega la operación estética como la dinámica que articula los
elementos necesarios para la constitución de dicha operación. Las estéticas de
la dispersión serán entonces intentos de organizar la producción de regímenes
de sensibilidad sobre un suelo dispersivo, constituyendo dispositivos afectados
ellos mismos, en su articulación interna, por la dinámica de la dispersión.
En estas
condiciones, las prácticas cohesivas y los procesos de autoorganización
adquieren otro estatuto. Si en contextos de primacía de la estabilidad la
ruptura implicaba la apertura de nuevas posibilidades, en condiciones de
dispersión con frecuencia el punto de partida de una posibilidad son aquellas
operaciones que impiden que se disuelva, que instalan al interior de una
experiencia la perspectiva de la duración.
Pero
este desplazamiento de las operaciones de ruptura a los procesos de
autoorganización conlleva un doble riesgo: por una parte, la variabilidad
constante del entorno puede conducir a un intento de rigidificación de la
composición: llamemos a esta tendencia “cierre identitario” y nombremos con
ella a todo proceso en el cual una experiencia de autoorganización intente
plegarse sobre sí misma, negando la inconsistencia necesaria para que haya
autoalteración y proponiendo una respuesta reactiva ante la dispersión; por otra,
siempre existe la posibilidad de que la composición no resulte lo
suficientemente potente para resistir los efectos aleatorios de la operatoria
mercantil. Llamemos a esta tendencia “desconfiguración” y nombremos con ella a
todo proceso en el cual una experiencia de autoorganización sea reabsorbida por
la fluidez propia del mercado.
Entre el
cierre identitario y la desconfiguración, será tarea de la política reconstruir
una y otra vez las condiciones para que una experiencia persista en tanto
proceso de expansivo de autoalteración.
03.
Dos
modos de vínculo entre estética, política y autoorganización
Hay
procedimientos estéticos compositivos que tienen la capacidad de producir
mundos sensibles, espacios en los que podemos experimentar otros modos de ser y
de relacionarnos. Esto puede tener consecuencias para una experiencia de
autoorganización en la medida en que un procedimiento político ponga a la
experiencia estética en exceso respecto de sí misma, instalando el deseo de
querer contaminar con esa capacidad constituyente el resto de la vida (en)
común. Ahí la experiencia estética tiene una función prefigurativa: nos permite
vivenciar el modo en el cual desde ciertos procesos composicionales –reales,
simbólicos e imaginarios- resulta un nuevo mundo.
El otro
modo de vinculación sucede cuando, en la construcción misma de una experiencia
de autoorganización, se hace necesario recurrir a procedimientos de
configuración de regímenes de sensibilidad. Allí será preciso activar
herramientas provenientes del campo de las prácticas estéticas –que aquí
tendrán una función configurativa más que prefigurativa- para producir estos
nuevos modos de construcción de las percepciones. Y entonces la política
trabajará en el punto de hacer inconsistir estos regímenes, es decir, en evitar
que produzcan un cierre tautológico en el cual sólo se vea lo que el régimen
activo de la mirada sepa ver, abriéndolos a la innovación a partir de la
no-identidad de los procesos consigo mismos.
04. Anclaje e innovación
En
condiciones de dispersión, las prácticas estéticas, en tanto producción de
regímenes de sensibilidad, no pueden presuponer la existencia de puntos de
anclaje o de innovación. Disueltas las estabilidades, ambas disposiciones
tienden a ser reabsorbidas por la dinámica de la superfluidad dispersiva, en la
cual todo signo es reemplazado por otro, en una sucesión tan incesante como
inconsecuente.
Los
procesos de autoorganización pueden funcionar entonces como condición de
posibilidad para la actividad estética, y viceversa. En esa hibridación de
prácticas, la producción de mundos sensibles y la producción de mundos
materiales se entrecruzan, de formas experimentales, en los procesos de
creación de los modos de vida contemporáneos.
Tanto
los anclajes configurativos como las innovaciones prefigurativas podrán formar
parte entonces del repertorio de operaciones disponibles para el desarrollo de
estéticas de la dispersión.
Rosario,
Mayo de 2011
La versión en papel salió editada por Beatriz Viterbo Editora y la podés comprar o afanar de cualquie libería. La versión digital se puede descarar libremente desde acá: http://ge.tt/8CXFeqk