Desprecio
por Diego Valeriano
No sé bien qué significa el “desprecio”, pero creo que tiene
que ver con la falta de respeto por el otro, por lo que el otro es, por lo que
significa. Medio que vivimos en ciudades donde nos despreciamos todxs: solo con
estar un día fuera de tu casa sobreviviendo somos despreciados 287 veces y
desprecias unos 301. Odiamos y tememos muchas más. Despreciar al otro te
permite volver a casa a salvo.
Despreciar es como odiar, pero peor. El despreciado es un ser
indigno, es (soy) tomado por boludo. El despreciador mira con desdén, con
altanería y superioridad. Devalúa arteramente al otro.
Pero desprecio, lo que se dice desprecio, es lo que sienten
muchos de los que hacen política con las víctimas. Para comprobarlo basta leer
a los ciber-militantes en twitter o facebook que, sin saber una goma, tiran
desde teorías conspirativas (no sólo el gordo tranza piquetero) hasta
culpabilidades absurdas; denunciadores felices posteando a lo pavote.
Declaraciones altisonantes, dirigentes de mini partidos mendigando aire,
noteros de TN, programadores de noticieros, vecinos de enfrente: todos
despreciando a las víctimas con tal de aparecer, o ser.
Superando con creces a los militantes (como corresponde
institucionalmente) a operadores y demás, los Pimpinella recargados fueron más
allá y se la jugaron con todo: acorde con las mejores escenas del desprecio por
la vida volvieron a hacer de las suyas:
Joaquín Galán: “¡Yo también sufrí un hecho traumático y sé lo que se siente!”.
Lucía Galán: "Además de la solidaridad también tengo que decirlo, siento un poco de bronca e impotencia, ¡porque la verdad es que estamos poniéndole todo!".
No sé bien qué significa el “desprecio”, pero me doy cuenta
al toque que en su mundito siempre un poco mugriento no es un problema importante.